La Maestra y el Abecedario

Cuando me enseñaron el abecedario,
la maestra nos hacía relacionar el sonido de cada vocal o consonante
con el dibujo de un objeto,
cuyo nombre iniciaba con el sonido de la letra que estábamos estudiando.
Recordando esto, pienso que podríamos profundizar
en lo qué es el amor si a cada vocal o consonante
le pusiéramos las características de lo que es y debiera ser el amor porque él,
en sí mismo encierra su propio abecedario.

A, de aprecio.
Apreciar al ser que se ama es darle su valor, es considerarlo digno de
afecto y de reconocimiento.

B, de búsqueda.
El amor es una continua búsqueda del bien para el ser amado. Para ello es
preciso conocerlo, descubrir su riqueza interior, encontrar los medios para
su crecimiento y desarrollo hacia la plenitud de su ser.

C, de coherencia.
Decir lo que se piensa y vivir lo que se dice, eso es la coherencia.
Vivir y tratar de vivir siempre lo que se promete, es ser coherente.

D, de diálogo.
El amor es comunicación. Es el encuentro íntimo de dos personas, el diálogo
constante de dos mentes, dos voluntades, dos corazones… dos cuerpos.

E, de esperanza y entrega.
Así como el amor produce esperanza, confianza en el otro y en el futuro de
los dos, la falta de éste causa apatía, desinterés, desconfianza y
desaliento. El amor es entrega porque es ponerse en manos del otro,
regalándose y dedicándose a él.

F, de fiel y fecundo.
Ser fiel es ser leal con el otro. Además el amor es fecundo porque produce y
se reproduce, mientras que el egoísmo destruye y acaba con la dignidad del
otro.

G, de generoso.
La generosidad implica nobleza y sinceridad, implica darse sin medida, sin
conveniencias.

H, de humilde y honesto.
El amor no es egoísta ni soberbio, sino humilde servicio a la persona amada,
reconociendo en ella un don digno de ser cuidado con lo mejor de uno mismo.

I, de invitación.
El amor es una invitación a crecer en todos los aspectos, es invitar al otro
a ser mejor, es ofrecer un camino de realización personal.

J, de joven.
No consiste tanto en la edad corporal, cuanto en un estado de vitalidad y
renovación interior, aunque esta palabra se use más por determinar una época
de la vida que para otra cosa. Por eso el amor es joven por ser y tener que
ser siempre nuevo.

L, de luz.
Luz en el amor significa saber iluminar y guiar la vida de la persona amada.

Ll, de llamado.
En el amor existe un llamado constante a la persona amada para que sea luz,
y a la vez es una llamada personal a ser luz para nuestra pareja.

M, de movimiento y meta.
El amor es dinámico, es actividad continua en bien del otro, es esfuerzo
efectivo para edificar su personalidad, implica variedad en sus
manifestaciones y evita la rutina en el transcurso del tiempo. Meta, además,
porque el amor en sí es un gran objetivo por alcanzar.

N, de núcleo.
El amor es el núcleo de la vida misma. Hay un dicho que dice así: “El que no
ama, no vive”, porque el ser humano está llamado a amar y amando es como
construye la vida, crece en su personalidad y a la vez ayuda a crecer al
otro.

O, de optimista.
El amor no puede dejar de ser optimista, aunque no deje de ser realista. El
optimismo implica la esperanza y la ilusión de un futuro mejor para sí y
para la persona amada.

P, de perseverancia.
Es tener firmeza y constancia en mantener lo prometido. De nada sirve
emprender un camino si no se llega al término del mismo.

Q, de Querer.
Amar es querer con la fuerza de voluntad más que con los sentimientos. Es la
expresión más auténtica de la decisión libre y personal de buscar el bien
del otro.

S, de sacrificio y de silencio.
El amor exige el sacrificio entendido como ofrenda, como don, y esto implica
callar el propio egoísmo, sin dejar de exigir lo que en justicia
corresponde.

T, de trabajo.
El amor no puede dejar de ser trabajo, acción continua, esfuerzo constante
por lograr su culminación en cada instante, no sólo al final de la vida.

U, de único y universal.
El amor es único porque no es repetible, y al mismo tiempo es universal
porque es común a todos y dirigido hacia todos.

V, de valiente.
Para amar se necesita mucho valor, se necesita “garra” y valentía frente a
una mentalidad adversa que ha desvirtuado el sentido del amor y lo ha
convertido en una expresión más del egoísmo.

Z, de zumo.
El amor es el jugo de la vida, es lo que da sabor a la lucha y al esfuerzo
diario, es el alimento de la propia historia.

¿Vale la pena vivir?

¡Sí!, porque podemos amar.

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Un Comentario

  1. Roby said:

    Muy interesante me gusto

    07.02.09
    Reply

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