Yo lo sé

Yo sé que el dolor te hunde…
que ese peso quita el equilibrio.
Lo he sentido muchas veces así,
como estrujado en las paredes del alma,
como enfundando la Fe,
como paralizándonos la Vida

fe

Yo sé que seca raíces… oscurece espacios,
debilita el deseo… ¡Nos saca el alma de la vida!
Yo lo sé.
Pero siempre se sobrevive,
porque la vida tiene mucha fuerza,
porque tú tienes grandes resortes
para andar de nuevo, porque Dios ayuda,
porque las lágrimas se secan,
porque el tiempo cicatriza,
porque la Gracia trabaja.
Porque el hombre está configurado y capacitado
para reconstruirse, levantarse y resurgir.
Porque los acontecimientos se suceden
con gran velocidad…
y nos van envolviendo, nos van sorprendiendo…
nos van rompiendo el manto de negrura.
Porque Dios siempre compensa,
y nos deja caer el poquito de luz
por donde podemos empezar de nuevo.
Porque poco a poco empezarás a tener
otros razonamientos… otros motivos…
otras metas…
Y la vida pasará ante ti con nuevas oportunidades…
nuevos asombros… y nuevas sorpresas.
¡Sal de tu abismo!
Que a veces la felicidad es una capacidad personal.
La cortamos a nuestra medida
y tiene el ancho de nuestro espacio interior
y la talla de nuestro espíritu.
Cada uno le da forma de su personalidad
y de sus valores…
Muchas veces la felicidad que procuramos
es la que tenemos.
Hasta que te des cuenta del espacio inmenso
de felicidad que tienes a tu lado sin llenar,
no aprenderás a valorarla…
Y hasta que no la valores… no te nacerán las alas.
Y hasta que no te nazcan… no aprenderás a volar…
no te tropezarás con Dios.
Cuando te encuentres con Él…
se te llenarán las alas, s
e te iluminará la sonrisa,
¡y bajarás a la Tierra con verdaderos deseos de ser feliz!

Zenaida Bacardi de Argamasilla

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