No habites esta tierra
como un mero inquilino,
o como el que por una temporada
se va a vivir al campo.
Vive en el mundo
como si fuera la casa de tu padre.
Confía en las semillas,
en la tierra, en el mar;
pero, ante todo, confía en el hombre.
Ama a la nube, a la máquina, al libro;
pero, ante todo, ama al hombre.
Duélete con la rama que se seca,
con el planeta que se apaga,
con el animal herido;
pero, ante todo,
combate las penas del hombre.
Que todos los bienes terrenos
te colmen de alegría,
que la sombra y la claridad
te colmen de alegría,
que las cuatro estaciones
te colmen de alegría,
pero que sea el hombre el que, ante todo,
te colme de alegría.
Nazim Hickmet
Se el primero en comentar