Poemas, relatos y cuentos

Reflexión de fe – Despertar

Despertar

El despertar de conciencia esta ocurriendo aquí y ahora,
las señales estan presentes a tu alrededor.
Los angeles tocan sus trompetas,
porque así tú lo has pedido
y esperan a que escuches su divino llamado.

despertar

Quizas has escogido continuar en tu letargo,
quizas aún deseas seguir experimentando
las barreras de la dualidad, quizas escuchas el llamado
y temes abrirte a un mundo nuevo que sientes desconocido,
quizas deseas despertar pero no logras
encontrar la forma de hacerlo, o bien, ya has soltado amarras,
estás abriendo tus ojos y estás comenzando a mirar la vida,
la existencia y a los otros bajo una nueva perspectiva
y de a poco empiezas a sentir el sabor de la libertad
y el placer del amor.

Despertar no es un acto de magia,
aunque llenará de magia tu vida.

Despertar no tiene nada que ver con tu mundo externo,
aunque todo lo que te rodea parecerá tener un nuevo brillo.

Despertar no cambiara tu vida,
si bien sentiras que todo ha cambiado.

Despertar no borrara tu pasado,
pero al mirar atras lo percibirás como la historia de alguien
muy querido que aprendió muchas cosas,
pero sentirás que ese alguien ya no eres tú.

Despertar no despertará a tus seres queridos,
pero ellos se verán más divinos ante tus ojos.

Despertar no sanará todas tus heridas,
pero ellas dejaran de gobernarte.

Despertar no solucionara tu situación financiera,
pero te sentirás millonario.

Despertar no te hará más popular,
pero ya no volverás a sentirte solo.

Despertar no te embellecerá ante los ojos de los demás,
pero te hará perfecto ante tu propia mirada

Despertar no te dará más poder,
pero descubrirás el poder que tienes.

Despertar puede que no disuelva
los barrotes de tus carceles,
pero te dara la libertad de ser tu mismo.

Despertar no cambiará el mundo,
te cambiará a ti.

Despertar no quita responsabilidad,
muy por el contrario te dará conciencia
de las consecuencias de tus actos y elecciones.

Despertar no te hará tener siempre la razón,
mas bien ya no sentirás deseos de tenerla.

Despertar no traerá caudales de amor a tu vida,
descubrirás que ese caudal habita en ti.

Despertar tiene poco que ver con lo que imaginas
y tiene todo que ver con el amor.
Despertar es amarte a ti mismo,
con tus límites y con tus experiencias,
es amar al otro como parte de tu ser
y es amar a la existencia,
si amar esta bella vida tan sorprendente
y variada en todos sus matices.

Para despertar busca toda la ayuda que puedas,
lee los libros que encuentres,
asiste a los encuentros que te inviten, medita,
respira y espera, todo ayudará,
pero finalmente solo tu harás la alquimia,
pues nada puede precipitarla,
sólo tu intención que suceda.

Si ya has despertado y ves como duermen los demás
a tu alrededor, entonces camina en puntillas,
respeta su sueño y descubre la perfección
de sus propios tiempos,
así como fueron perfectos los tuyos.
Cuando ellos abran los ojos el fulgor de tu brillo
los ayudará a despertar sin necesidad que hagas nada.
Si aún duermes, relajate y disfruta tu sueño,
estás siendo arrullado y cuidado.

Permitete disfrutar de la experiencia
de ser el maravilloso ser que ya eres,
tu vida es un acto sagrado
pues es la creación del Dios que hay en ti,
que eres tu.

Juan Carlos Fernández

Refexión de fe – Un Dios que no abandona

Un Dios que no abandona

Hay dolores tan vivos que queman,
tan hondos que inundan,
tan arrasadores que destruyen
y tan violentos que dominan.
Mi río, tan alegre, esta llorando.
Mi lámpara, tan tibia, esta opaca.
Mi rosa, tan fragante, esta mustia.
Mi montaña, tan alta, esta escondido.

no abandona

Mi cántaro, vacío.
¡Y mis cuerdas, rotas!
Yo tengo una espina por dentro,
un quejido sordo,
una herida abierta,
un dolor que me aplasta
y me consume.
Pero mas allá, en lo mas hondo de mi raíz,
en la médula de los huesos,
disuelta en la sangre que me circula…
tengo fe en un Dios que no abandona.

Zenaida Bacardí de Argamasilla

Reflexión de fe – Qué es la fe?

Tener Fe

Tener fe es ACEPTAR lo que Dios permite en nuestra vida
aunque no lo entendamos, aunque no nos guste.
Si tuviéramos la capacidad de ver el fin
desde el principio tal como Él lo ve,
entonces podríamos saber por qué a veces
conduce nuestra vida por sendas extrañas
y contrarias a nuestra razón y a nuestros deseos.

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Tener fe es DAR cuando no tenemos,
cuando nosotros mismos necesitamos.
La fe siempre saca algo valioso de lo aparentemente inexistente;
puede hacer que brille el tesoro de la generosidad
en medio de la pobreza y el desamparo,
llenando de gratitud tanto al que recibe, como al que da.
Tener fe es “CREER” en lugar de recurrir a la duda,
que es lo más fácil.
Si la llama de la confianza se extingue,
entonces ya no queda más remedio que entregarse al desánimo.
Para muchos creer en nuestras bondades,
posibilidades y talentos, tanto como en los de nuestros semejantes,
es la energía que mueve la vida hacia grandes derroteros.
Pero todavía hay una forma mas elevada de creer.
Saber que nuestra vida está en las manos de Dios
y que Él es quien cuida de nosotros.
Tener fe es “GUIAR,, DIRIGIR” nuestra vida, pero no con la vista,
sino con el corazón.
La razón necesita muchas evidencias para arriesgarse,
el corazón necesita sólo un rayo de esperanza.
Las cosas más bellas y grandes que la vida
nos regala no se pueden ver, ni siquiera palpar,
sólo se pueden acariciar con el espíritu.
Tener fe es LEVANTARSE cuando se ha caído.
Los reveses y fracasos en cualquier área de la vida
nos entristecen, pero es más triste quedarse lamentándose
en el frío suelo de la autocompasión,
atrapado por la frustración y la amargura.
Tener fe es ARRIESGAR todo a cambio de un sueño,
de un amor, de un ideal.
Nada de lo que merece la pena en esta vida
puede lograrse sin esa dosis de sacrificio
que implica desprenderse de algo o de alguien,
a fin de adquirir eso que mejore nuestro propio mundo
y el de los demás.
Tener fe es VER positivamente hacia adelante,
no importa cuán incierto parezca el futuro
o cuán doloroso el pasado.
Quien tiene fe hace del hoy un fundamento del mañana
y trata de vivirlo de tal manera
que cuando sea parte de su pasado,
pueda verlo como un grato recuerdo.
Tener fe es CONFIAR pero confiar no sólo en las cosas
y en las personas, sino en el Dios que obra,
actúa y habla a través de las personas.
Muchos confían en lo material,
pero viven relaciones huecas con sus semejantes.
Cierto que siempre habrá gente que lastime
y traicione tu confianza,
así que lo que tienes que hacer es seguir confiando
y sólo ser más cuidadoso con aquel en quien confías dos veces.
Tener fe es BUSCAR lo imposible:
sonreír cuando tus días se encuentran nublados
y tus ojos se han secado de tanto llorar.
Tener fe es no dejar nunca de desnudar tus labios con una sonrisa,
ni siquiera cuando estés triste,
porque nunca sabes cuándo tu sonrisa puede dar luz
y esperanza a la vida de alguien
que se encuentre en peor situación que la tuya.
Tener fe es ANDAR por los caminos de la vida de la misma forma
en que lo hace un niño.
Tomados de la mano de nuestro padre.
Tener fe es dejar nuestros problemas en manos de DIOS
y arrojarnos a sus brazos
antes que al abismo de la desesperación.
Fe es descansar en Él para que nos cargue,
en vez de cargar nosotros nuestra propia colección de problemas.
“Que en tu vida haya suficiente fe para afrontar
y esperar que las situaciones difíciles cambien,
y la necesaria humildad para aceptar que muchas veces
el que tiene que cambiar, eres tú”.

José Luis Prieto

Reflexión de vida: animarse a volar

Animarse a volar

…Y cuando se hizo grande, su padre le dijo:

Hijo mío, no todos nacen con alas.
Y si bien es cierto que no tienes obligación de volar,
opino que sería penoso que te limitaras a caminar
teniendo las alas que el buen Dios te ha dado.

- Pero yo no sé volar- contestó el hijo.
- Ven dijo el padre.

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Lo tomó de la mano y caminando
lo llevó al borde del abismo en la montaña.

-Ves hijo, este es el vacío.
Cuando quieras podrás volar.
Sólo debes pararte aquí, respirar profundo,
y saltar al abismo.
Una vez en el aire extenderás las alas y volarás

El hijo dudó:
-¿Y si me caigo?

Aunque te caigas no morirás,
sólo algunos machucones que te harán más fuerte
para el siguiente intento, contestó el padre.

El hijo volvió al pueblo, a sus amigos,
a sus pares, a sus compañeros
con los que había caminado toda su vida.
Los más pequeños de mente le dijeron:
¿Estás loco?.
¿Para qué?

Tu padre está delirando.

¿Qué vas a buscar volando?.
¿Por qué no te dejás de pavadas?.
Y además,
¿quién necesita volar?.

Los más lúcidos sentían miedo:

¿Será cierto?.
¿No será peligroso?.
¿Por qué no empiezas despacio?.
En todo caso, prueba tirarte de una escalera.
O desde la copa de un árbol, pero ¿desde la cima?.

El joven escuchó el consejo de quienes lo querían.
Subió a la copa de un árbol y con coraje saltó.
Desplegó las alas.
Las agitó en el aire con todas sus fuerzas
pero igual se precipitó a tierra

Con un gran chichón en la frente se cruzó con su padre:

¡Me mentiste!.
No puedo volar.
Probé y ¡mira el golpe que me di!
No soy como tú,
Mis alas son de adorno, lloriqueó.

Hijo mío -dijo el padre-
Para volar hay que crear el espacio de aire libre
necesario para que las alas se desplieguen.

Es como para tirarse en un paracaídas.
Necesitas cierta altura antes de saltar.

Para aprender a volar
siempre hay que empezar corriendo un riesgo.
Si uno no quiere correr riesgos,
lo mejor será resignarse a seguir caminando
para siempre.

Jorge Bucay

Cuento de fe: La muralla

La Muralla

Una vez un hombre estaba siendo perseguido por varios malechores que querían matarlo. El hombre, corriendo, volcó en un atajo que salía de la carretera y sentía miedo y en la desesperación elevó una plegaria a Dios de la siguiente manera:

- Dios Todo Poderoso haced con que dos ángeles vengan del cielo y tapen la entrada de la cueva para que los delincuentes no me maten.

En ese momento escuchó que los hombres se aproximaban a la caverna donde él se escondía y vio que en la entrada de la trilla apareció una minúscula araña. La araña comenzó a tejer una tela en la entrada.

muralla

El hombre se puso a hacer otra oración cada vez más angustiado:

- Señor, yo os pedí ángeles, no una araña. Señor, por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada de esta trilla, para que los hombres no puedan entrar y matarme.

Abrió los ojos esperando ver un muro tapando la entrada y vio sólo la araña tejiendo la tela. Estaban los malhechores entrando en la cueva, en la cual él se encontraba esperando sólo la muerte, cuando pasaron frente a ella el hombre escuchó:

- Vamos, entremos aquí!
- No, no está viendo que tiene hasta telaraña!? Nada entró por aquí. Continuemos buscando en las próximas cuevas.

La fe es creer en lo que no se ve, es perseverar delante del imposible.

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