Mendigos…

No sólo son Mendigos los que andan por las calles mal vestidos,
pidiendo de comer o beber porque tienen hambre, sed o frío…

Hay en muchos rincones del mundo, miles de limosneros escondidos;
elegantes, con techo, pan y vino; pero carentes de amor y
sintiéndose por dentro vacíos…

Mendigos de un abrazo, de consuelo, de un beso, una mirada, de la
presencia de un verdadero amigo o simplemente de una palabra de cariño.

Mendigos que sienten vergüenza de admitir que aunque tienen todo lo
material, viven en la pobreza espiritual y se sienten frágiles como niños…

Mendigos que darían todo lo que tienen por encontrar el verdadero
amor o hallar dentro de sus familias la paz y el calor de hogar.

Mendigos que temen volver a amar, porque ya bastante han sufrido han sido traicionados y heridos, tienen miedo de confiar…

Hay muchos hombres y mujeres que les cuesta aceptar y expresar la
necesidad tan grande que tienen de sentirse realmente amados y valorados;

Madres que imploran la atención de sus hijos; abuelos olvidados, niños y jóvenes que aunque lo tienen todo, se sienten por sus padres abandonados…

El amor y la amistad no se deben mendigar, se merecen por dignidad;
fue la herencia que a todos sus hijos Dios por igual ha dejado;
Pero aún así son demasiados los corazones rotos;
que aunque por fuera se ven elegantes y bien vestidos;
realmente en su interior están destrozados…

¿Cuántas veces hemos pasado por el lado de mendigos de amor y ni
siquiera cuenta nos hemos dado, los hemos ignorado?
¿Cuántas veces hemos juzgado mal a personas que hacen lo que hacen, porque están hambrientos de ternura y afecto y nadie se los ha dado?…

A lo mejor tú o yo algunas veces nos hemos sentido carentes de
cariño y anhelamos que alguien nos ame de tal forma que nos devuelvan la ilusión,
lográndose reparar y fortalecer  nuestro corazón.

Son esos momentos en que hemos perdido lo que más hemos querido, o simplemente no hemos encontrado lo que tanto anhelamos,
nos sentimos tan  solos y deprimidos que creemos perder la razón…

Seamos de aquellos que son capaces de brindar a todos amor y
amistad, hagamos que amando sin distinción, logremos acabar con esa mendicidad;
para que podamos construir un mundo mejor y pueda reinar por fin la paz en cada rincón…

Es el mandato que el Amigazo nos ha querido dejar,
cuando nos dijo: “Ámense unos a otros como sólo yo los he sabido amar”…

Leave a Reply