Soneto a un cambio de destino
Aquel día que tus ojos encendidos
me hundieron en el mar que es tu belleza
sentí trastabillar a mi cabeza
y calmar mi destino dolorido.
Por ello estás entonces en el nido
quitándome las noches de tristeza
así como también las asperezas
que raspaban mi seno deslucido.
Las gotas de rocío que me envías
mirándome apacible o muy sonriente
provocan los paseos de mi mente
por senda que conduce a la poesía
llegando hasta su puerta y tenue aldaba
anuncia que mendiga un alma esclava.
Juan Carlos Achiary
Etiquetas: Juan Carlos Achiary, Poemas de amor